Desde el acantilado, después de unos pasos, la luz intermitente de un faro encendió el llanto, el nacimiento de un río desconocido inundó la hierba. Y los peces en bandada. Y los diez pájaros más bonitos del mundo. Y las sábanas recién tendidas al sol y el sonido de las hojas el seis de octubre y mi madre haciendo un bizcocho cuando tiene ganas de gritar.
De vuelta, al apartar las cañas, todas las pinchas de un cactus de dos metros de eslora me arañaron eso con lo que ahora ando escribiendo esto.
Ese fue exactamente el lugar que encontré en mí cuando sonó aquella canción que me recordó tanto a ti.
2 comentarios:
No sé qué sería más fácil, erradicar las canciones asociadas a los recuerdos, o los recuerdos asociados a esas canciones.
Algunos dirán que es lo mismo, pero no, no lo es.
Saludos,
J.
Yo no erradicaría ninguna de las dos cosas!
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