jueves, 23 de julio de 2020

Dentro no hay nada salvo todo lo que me quiera traspasar

Soy un lugar, no soy un destino ni un principio y a la vez, todo puede arrancar aquí y morir en el mismo portal. Soy una ciudad de puertas abiertas y murallas en demolición. 
Pasan por aquí las ideas, un manojo de emociones por florecer, un pensamiento, el viajero habitual, conflictos, peleas, un terremoto que provoca amor y la ternura que a veces se vierte desde alguna estación. 

Soy un lugar, un canal, el cauce, las vías, un camino deshabitado preparado para envejecer. Cuentan aquí los transeúntes un montón de leyendas de las que se cuentan en un campamento juvenil. Se mueven las hojitas de las manos como las ramas de los chopos, hay ruido en los trasteros, sangre en las cloacas y vive la vida en libertad en este espacio corporal. Late un corazón, se ensanchan dos pulmones, inician el paso dos torres y en el vientre se digieren almendras en transformación. 

Soy un lugar que se expande, aquí sucede lo importante y lo trivial, las sutilezas de los encuentros, lo pesado, dos pájaros volando, un delfín, un león que ruge asustado y alguien saludando a punto de decir adiós. 
Soy un lugar, el escenario vacío de un teatro por donde la obra, actores y decorado, deciden pasar. 

2 comentarios:

José A. García dijo...

Ser ya es, de por sí, bastante difícil.
Definirse lo es aún más.

Saludos,

J.

Nebroa dijo...

Ser... no es difícil... !