domingo, 19 de julio de 2020

Hay un refugio seguro, firme y completamente inexistente

Echo de menos el amor, como si fuese un barco donde subirme cuando me ahogo y me aburro y me canso de seguir. Echo de menos la idea del amor, querernos, protegernos, cuidarnos y volver a empezar. Echo de menos todo lo que inventé que me daría saberme querida, cierta calma, libertad, un refugio al que volver y fruta fresca en medio de cualquier agosto. 
Sale tu cara cuando me pasa, sales tú porque fuiste al que amé con ahínco y devoción y con tranquilidad y sosiego después. Sales tú porque las ideas asociaron el deseo a tu espalda. Como si tú pudieras darme lo que nadie jamás podrá dar. 
Se inventa la que esto cuenta que allí, en un mundo inexistente, lo que me está pasando, no sucederá. Y así voy volviendo a la nada, observando de cerca todo el humo de las mentiras que me conté.  

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