domingo, 19 de julio de 2020

Brotan las algas hacia dentro

Que a esta soledad la entendiera una boca, que unos ojos me acogieran cuando toda yo me desparramo por las aceras, en mi cama y preparándome otro café. 
Que a esta soledad la mirase de frente el silencio de otro aquí pegado sin decir absolutamente nada siendo bálsamo para este laberinto que sabe que no hay nada que arreglar. 
A esta soledad, tan vasta y bestia, la que lanza océanos de sal, la que me empuja a conseguir algo que la aniquile aunque ambas sepamos que nada la echará. 
Que a esta soledad la dejen en paz, que no se asusten, que no la quieran revertir, transformar, cambiar, aniquilar. Que solo acompañen a la mujer en la que me convierto cuando viene y se queda más de lo quisiera yo sentir.
Que no te asustes al vernos a ninguna de las dos. 

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