viernes, 7 de agosto de 2020

Me mudo a menudo a un lugar que no existe

 Siempre tuve sed de lugares que no existían, de espacios donde absolutamente todo era diferente a lo que yo conocía. ¿Has oído hablar de las sensaciones que nunca has sentido?. ¿De las emociones que no tienen nombre y que quizá por eso aún no has experimentado?. Pues a todo eso me refiero. 

Es viernes y donde yo quiero ir es una ciudad que no tiene cartel ni habitantes, lo que veo no son cuevas ni montañas, claro que hay agua pero no se mueve ni se transforma en hielo como aquí. 

En el mundo de los sueños nada tiene el mismo nombre. Cómo si no iba a ser un sueño algo que construimos con lo que ya sabemos. Nunca pude hablar de esto con nadie, extenderme me refiero, porque no entendían y afirmaban que con esta cabeza mía no se podía vivir aquí. Como nunca quise que me encerraran en algún centro para especiales que no sabemos dónde clasificar, me callé todos los destinos de mi imaginación. 

No sé qué lugares son esos que podrían calmar la sed de la que te hablo, pero sé que existen y que muchos de sus cimientos son los que sustentan mi vida aquí. La conocida digo, la que se percibe, se ve o incluso la que cuento. 

Un lugar que no existe, un espacio de nada dispuesto para ser creado. Cuántas cosas existen que yo aún no percibo. Eso es lo que invento y en donde a menudo me muevo.  

No hay comentarios: