A esta bandada de pájaros que no dejan de volar, a este corazón al que embisten las penas y el llanto, a esta incomprensión que galopa por encima de mí. A esta soledad que nunca está sola aunque lo finja y se haga grande para ver si así, yo qué sé, entendiéramos de una vez qué es esto del vivir.
A la locura que juzgo como tal cuando los mundos ajenos, extraños, mágicos e inventados se apoderan del espacio y de este tiempo. A esta mirada que no entiende, llena de asombro, cómo pueden vivir así, tan muertos todos estos que me rodean.
A la individualidad que escribe esto, a la incomprensión de quienes quizá lo estén leyendo, llevadme al mar desde donde no se pueda volver y dejad que allí construya de nuevo otra ciudad, otra historia, otra memoria, otro tesoro que descubrir, más joyas que regalar.
No sé quién soy ni lo que hago aquí, a veces solo en un abrazo, y en silencio es donde puedo entender algo de todo este sueño al que todos llamáis nacer.
1 comentario:
La mayor parte de las veces lo único que nos queda es seguir adelante, como sea, pero adelante.
Saludos,
J.
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