domingo, 6 de junio de 2021

Hay un te quiero en el contenedor

 Ah... pero se te ocurre tirar objetos punzantes al bebé de un carricoche, está llorando y te sonríe cuando lo miras pero tú giras la cabeza como un dragón de siete cuerdas y agitas los látigos golpeando a los de alrededor. 

Eso es lo que parece que haces cuando ninguneas la belleza de cualquier amor sano y puro y pleno, que lo ensucias con la falta de tiempo, que lo desprestigias con tu dejadez, que lo maltratas por no saber ni siquiera escuchar a quien, con el jardín lleno de orquídeas, te pone una en la boquita de piñón. 

A los amantes tranquilos no nos importa demasiado que nos quieran o no, vivimos ahí, en un panal lleno de miel del que no dejan de brotar abejas expertas en el encuentro de una flor, pero no nos gustan los depredadores del beso ni los que callan ni los que pasan ni los que dejan en pausa un amanecer para verlo después. Como te digo, un largo silencio ante un amplio te quiero es tan obsceno y soez como lo que te contaba al principio del bebé. Qué menos que brindar con respeto a quien alza ante tu pecho su copa desbordante de amor. 

2 comentarios:

Bubo dijo...

A veces un silencio es lo mejor que pueden ofrecer.

Nebroa dijo...

Lo único en lo que difiero es que, al menos, puede compartirse esa elección. Esto es, por ejemplo un: "Creo que es mejor que me quede en silencio". Eso cambia todo el escenario.