jueves, 25 de febrero de 2021

No es amor si lo pare el miedo

 Pero vino el lobo feroz a cargarse todo lo nuestro, arremetió con rudeza contra lo que soy y lo que siento. Nunca, nadie, puede cortar y coartar el corazón inquieto de otro que anda tan perdido como vos. Creo tajante y firmemente que cuanto más libres somos, más libertad nos queda por conquistar y que cuando dos se besan y se abrazan y se aman desde ese centro que pocos conocen, jamás de los jamases le quitaría un ave a otro pájaro ni una sola pluma del inmenso ramaje aún por desplegar. 

En las relaciones no busco gran cosa, pero no quiero encontrarme más pequeña o menos liviana. Amo la escucha abierta que no busca contestar al mínimo silencio con lo que uno lleva dentro. Amo la escucha activa en la que uno, más allá de sus fronteras, puede sin juicios valorar al otro con lo que tiene y siente y esboza. 

Apareció el lobo feroz con sus agallas defendiéndose una y otra vez, con el ataque por bandera por si acaso me quisieras dañar. No concibo un corazón que no se quiere, que repudia al de enfrente porque no ha conseguido valorarse, respetarse y cuidarse de la misma forma en la que se lo puedo dar yo. El respeto, las buenas formas, la comprensión. Pero el lobo espera en cada esquina. Y sé que hay lobos que esconden un cordero, pero ya estoy cansada de esperar que se quiten el disfraz para, entonces, poder querer desde la ternura y la dulzura y el amor que me surge a mí de este modo natural. 

Algo ha cambiado, solo quiero que me quieran tan bien como me quiero yo. 

2 comentarios:

Natalia Astuácas dijo...

Tu texto son retazos de afirmaciones que secundo.
Tan sentidas como el sol en la piel.
Un abrazo.

Nebroa dijo...

Hola Natalia... Siento que sientas similar... y por otro lado siento la alegría del no estar solas :)