Solo quiero que seas un bálsamo, solo quiero utilizarte como aceite para esta sequía de amores buenos. Que vengas, en un espasmo de egoísmo personal, a borrar penas y carencias.
Son mis heridas y las lágrimas y los agujeros y pretendo, confusa, rabiosa y omnipotente, someter tu voluntad a mis deseos. Que seas bálsamo, decía, tu abrazo como refugio, unos besos como salvamento, pertenecer a algo a través de tu carne para el olvido pasajero; recurrir a ti para volar por los aires la soledad que me invento.
Cuando vuelvas a irte, fingiré que me dejaste llena, que menos mal que viniste, que ya estoy mejor, sin dolor y sin ver de frente el vacío.
Todo es mentira, pero cómo le gusta a las ideas, y a mí cuando me aferro a ellas, creer que han solucionado un problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario