martes, 18 de agosto de 2020

Insuficientes

 A veces la vida se me queda corta, los límites de mi percepción me parecen a veces una cajita de cartón en medio de una vasta ladera de trescientos millones de hectáreas. Juego con la imaginación, esa herramienta prendida del pecho que no me ha dejado sola en ninguna parte del viaje. 

Se me queda corta esta vida, la forma de verla, de mirarla, lo que sé es tan ínfimo como las cabezas de los alfileres en un cohete espacial. No quepo, no sé si me entiendes, en este extraño cuerpo, no llenan las experiencias el ejército de vacíos y agujeros que me taladran. 

Hay instantes lúgubres, tenebrosos o quizá solo sean somnolientos, en los que ojalá elevarme, ojalá ascender, ojalá volar, ojalá explotar y deshacerme en motitas de polvo, en ceniza, en partículas subatómicas que recorrieran la tierra, la galaxia, lo que aún no existe, los agujeros negros, el espacio que ocupa el amor, recorrer el cuerpo de dios y volver a empezar. 

No sé decirte de qué se trata, qué es eso, la sed y el hambre, un desagüe, un meteorito, la muralla china o todo el agua que conozco atragantada en la garganta. Utilizo esos términos para acercarme, para expresarlo, pero tampoco eso alcanza. Entonces bajo a tierra, de nuevo, suelto la imaginación y observo. No se aquieta el aullido ni la loba descansa, pero no conozco otro secreto más que ese, observar, permanecer y mirar de nuevo la caja de cartón en la que me encuentro. 


1 comentario:

Bubo dijo...

Una caja de cartón para partícula subatómica quizá pueda ser un universo entero.
Quizá, solo es cuestión de volver a mirar nuestro entorno y descubrirlo de otra manera.