jueves, 28 de mayo de 2020

El amor es a nosotros como es el agua a las orillas

Tuvimos el pelo enredado en el tiempo, diecinueve años conociéndonos y ni uno de los seres que fuimos se parece a los que ahora se acarician. 
De aquello salvamos el polen, somos abejas rescatando manjares, usamos el amor de vez en cuando en una cama sin vistas. Nos acariciamos. La espalda, el alma, el mástil de su bandera está clavado en el hondo territorio entre mis piernas. 
En esas horas, en ese rato, transcurre la vida lenta, el ritmo de los peces flotando, los colores de los atardeceres, un barco con dos tripulantes y las olas. 
Luego cada uno vuelve a sus quehaceres, su timón es de madera, el mío de plumas salvajes. Nada en común, nada a medias, los proyectos en solitario y los planes individuales. 

Nos acariciamos la espalda, el alma, el presente efímero como el agua del mar llegando a una orilla. Quizá sea el amor más real de todos los amores que me traspasaron. Ojalá retenerlo, dice una voz, pero ya no sería solo amor de lo que yo hablo. 

1 comentario:

Bubo dijo...

A veces solo recuerdos. Nada de lo que había antes y si por casualidad nos lo encontrasemos como lo conocimos... Nos asustaría.