sábado, 30 de mayo de 2020

Todas las confusiones que me llevaron a la verdad

Oh, pero mira la vida, no ves el vapor alrededor de tu nariz, no ves el halo que dejan tus palabras, no ves el destierro de los imbéciles cada vez que queremos cambiarla, modificarla, decirle lo que tiene que darnos. 
Mira la vida densa cuando te empeñas, cuando te estrellas, cuando de alquimista en potencia pasas a incansable quejica dando vueltas alrededor de los acontecimientos. 
Mira la vida, ella pasa de ti y de tus mentiras autoimpuestas, de tus certezas de cómo deben ser las cosas, de las firmes sentencias sobre las que giras estampándote una y otra vez en el fondo de los abismos invisibles. 
Oh... Mira la vida, a su rollo, traspasándote sin cesar, un presente y otro, este aquí, este ahora, todo e rato en el mismo lugar mientras tú viajas en la nave espacial mental al año pasado, al viernes que viene, al qué será de mí en el próximo otoño. 

La vida, mírala de frente, ¿no ves su estela? Está justo en el centro de ti. 

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