lunes, 30 de diciembre de 2019

Los doce deseos se resumen en ninguno

¿Recuerdas cuando escribía doce deseos, doce, para el año que entraba? ¿Recuerdas esa supuesta última tarde del supuesto año que se iba, sentada en el sofá cerrando los ojos después de cada uno de los párrafos que escribía? 
Recuerdo varios, muchos se repetían, como el de que mi abuela Lola no se fuese en todos esos siguientes días. Un día sí se fue y ese año ya no escribí más ese deseo. Seguramente fue el único que se cumplió. No es cierto, todos se fueron cumpliendo menos el de siempre. Lo otro, pues salud... amigos... mi familia... Doce deseos son muchísimos. 

El año en el que murió mi abuela creo que fue el último en el que ya no escribí más. No porque se fuera, si no más bien por el momento que viví con ella cuando se moría. El de 'Ana, la vida es para gozarla, tú y los que te rodean'. Y entendí que puede uno gozar, en el sentido en el que ella lo dijo, de todas las otras formas que existen sin que se cumpla lo que la cabeza pensante dice que se debería cumplir. 

Que venga lo que tenga que venir, y no solo como lema anual sino de cada día. Y aquí, así, desde esta percepción sesgada de la vida, desde este mirador, ir viendo venir el viento o la tempestad, el dolor de oído o una operación, un desplante o un desamor de los que dan para libro y mil setecientas viñetas a estribor. Esta pobreza, otra más dañina, mi llanto como la risa cuando no me cabe. Yo qué sé. La vida vendrá con sus cosas y ya veremos qué voy haciendo yo con las cosas. 

¿Sabes? Al final todo da igual. Y al principio, también. 

3 comentarios:

Bubo dijo...

Feliz año Nebroa.


Esta bien escribir los deseos, aunque sepas que no se cumplan. Al fin y al cabo lo que nos hace estar vivos son, precisamente, los deseos.

Natalia Astuácas dijo...

Basta que se cumpla un deseo para comenzar a creer que el resto no ha caducado y tiene validez... Pero cada deseo, además de estar teñido de intención, debe estar lleno de acción.

Un abrazote.
He vuelto.

José A. García dijo...

Conocemos el cómo se inicia y el cómo se termina, el chiste es que nadie sabe el cuándo...

Saludos,

J.