domingo, 8 de diciembre de 2019

El amor se transforma porque lo digo yo.

Reconozco que todo es un autoengaño, lo que me cuento, lo que digo, lo que te dije cuando te llamé. Yo no sé lo que es el amor. Sé que te amé, me repito continuamente cuando tengo ganas de ser parte de eso que llaman hacer el amor. Yo no te he olvidado y sé que no va a suceder. Siento que estás como aquellos primeros días, exactamente igual. Lo que pasa es que sé que quiero sobrevivir, seguir viviendo me refiero, sin tanto cansancio ni tanto peso. 

Así que me he inventado que ya no me duele que tú no quieras verme con tanta frecuencia como lo haría yo. Me he inventado que esta carencia de abrazo que duele tanto no tienes por qué llenármela tú. Y estoy convencida de que todo eso me creeré, cada día a mi favor, para poder continuar sin que sea una agonía que no seas tú el que por la noche venga a sostenerme el corazón. 

Que fueras tú, yo querría que fueras tú. Y puede ser porque mi mente creó en el imaginario de todo lo que anda bien un tipo como tú que quería quererme como decía yo. Lo inventé. El volumen ya no es tan alto. El autoengaño consiste en eso, en crear otro del mismo valor pero que suene y resuene mejor. Hay más esperanza en alguien nuevo que en alguien que seas tú. Por eso me engaño, por eso se crea esa idea, por eso me aferro a ella y por eso confío en que funcionará. 

Es domingo, ojalá un día de estos conozca a alguien con quien ser lo que soy. No sé lo que es el amor pero me gustaría inventármelo mejor. Hasta ahora siempre ha estado relacionado con el dolor y no, ya no tengo más ganas de eso. Por eso la mentira de esperarte desaparece y la nueva verdad de algún otro que vendrá, va cogiendo tanta fuerza. 

No he dejado de quererte y no va a suceder. Es la identidad la que, dadas las circunstancias, se adapta para continuar. Para seguir sin llorar, para una nueva forma, para seguir investigando, soñando con un desconocido corazón que me hará sentir mejor.  

No hay comentarios: