Derechos/deseos

Artículo 31 de La Declaración Universal de Derechos Humanos.

No existe el artículo 31, al menos no me consta, podríamos llamarlo artículo CERO y arrancar sobre él el resto de justicias: 

TODO SER HUMANO TIENE DERECHO A AMAR Y SER AMADO. 

Amar, del verbo cuidar y proteger y respetar y abrazar. Del verbo ronronear cuando uno anda débil y cabizbajo. Musicar su corazón con caricias y aliento. Dar cobijo, extender los brazos, disponer los oídos para la escucha abierta a lo que tenga dentro del alma. 

Todo individuo tiene derecho a sentirse a salvo, a cubierto. Ser amado, ser acariciado, ser mirado con ojos amables, cordiales, de quédate conmigo, de dame la mano, ojos de jamás te dejaré solo en medio de los huracanes que la vida te muestre. Ojos blancos y puros y plenos y conscientes de que podemos nacer y morir solos pero no vamos a abandonarnos en ningún tramo. 

Toda persona tiene derecho a amar, a expresar la valentía de un pecho entregado, a besar a labios llenos, a desarmarse ante el cuerpo de otro, a inventar canciones y poemas después de una noche en vela transitando el recuerdo de ella, de él, de ambos, de muchos, de un padre, de una madre, de los primos pequeños con los que jugábamos. Derecho a amar un alma, incluida la propia, como si esta fuera la última hazaña para la que hemos sido creados. 

Nadie podrá quitarnos ese consuelo, el del encuentro, el de tropezarnos sin caída, el de toparnos sin daño, el de hallarnos desnudos, sin apariencias ni disfraces, y deshacernos sin perder ni un solo órgano ante la compañía de otro cuerpo humano. 

Amar, ser amados. Artículo CERO de la declaración de derechos de todos los que hemos nacido por el mismo método, del mismo modo y moriremos de tantas diversas formas como rostros somos. Amar, ser amados. Derecho a gozar de enamorarnos milagrosamente, del amor eterno que nada tiene que ver con el tiempo. Derecho al disfrute extenso de dos almas que se reconocen en el mismo planeta en medio de todos los planetas. Amar y ser amado, el mismo derecho dándose a la par, a la vez, derecho a formar parte de un nosotros momentáneo, instantáneo, fugaz, duradero, pasajero o esporádico. Amar y ser amado.