sábado, 16 de noviembre de 2019

Solo sale sangre del surtidor

Querer así, con las botas puestas y la armadura en el suelo. Bastó para excitarme que me hablase del miedo y de la valentía, de los peces que vuelan, de las almas rotas. Decía tener un gran corazón dispuesto para el viaje pero luego era mentira, se quedó en la misma estación aunque haciendo algunas reformas. 

Soy lo que soy ahora, devastada de nuevo y frágil a lo grande. Tan intenso casi todo que solo anhelo la calma de los buenos besos. La gente está encerrada, ¿no la ves?. Confunden la libertad con ampliar un poco el largo de sus cadenas. 

Yo solo quería amar de nuevo. Todo tan fresco como las manzanas brillando en los manzanos. Pero me confundo casi siempre y lo que parecía brillo acaba siendo mi propio reflejo. 

De nuevo, apagado el cartel de 'es por aquí por donde se sale hacia delante'. Estoy en una gasolinera, al margen del camino, sentada en una piedra y con otra piedra a cuestas. Sigo aquí y no me moveré hasta soltarme. Me gustaba ese chico, los dientes, las piernas y cómo aparentaba que me escuchaba. 

Como siempre él no se escuchó hasta un poquito después de llegar yo. Y una vez que oyó sus gritos y sus temores y su amor largo por otra mujer fue cuando me dejó en este vuelo solitario que cuento como puedo, admirando mi propia vulnerabilidad y dándome amor hasta cubrir mi propio agujero. 


No hay comentarios: