jueves, 12 de septiembre de 2019

Déjame sola, quiero estar en buena compañía

Iba a escribir de la noria, de la rueda del hamster, de las cometas y de los dragones que me acechan. 
Luego he pensado que todo estaba demasiado manido. Los ejemplos análogos con los que conformo la narración de lo que me ocurre me resulta aburrida. Yo solo quería volar, nadar, bucear. ¿Entiendes? Es siempre la misma canción, los mismos poemas. Lo he vuelto a hacer otra vez. 

Tirar de las gaviotas y las alondras y de las aves que me revolotean el intestino es repetitivo. Supongo que esto mismo es el ejemplo perfecto de lo que me pasa. Que estoy cansada de la misma escoria, del mismo estiércol, de la deshonestidad y de la lejana honradez que a los humanos les suena a lo mismo que dicen los chinos de la esquina cuando les pides pan. 

Están los que fingen y ríen. Están las puertas cerradas y los nudillos sangrando de tanto llamar. Que el tiempo pone a cada uno en su lugar, repiten los que se lo inventan y del 'mereces algo mejor' y la concha de tu madre qué tal. Las cosas no salen como me gusta que salgan. Las cosas, digo, como si en algún lugar de mí hubiese creído que tenían que salir. 

Me alejo del ruido de los aledaños, de la directora del banco diciéndome que no, del amor fugaz que me quería a mí y a alguna más. De la cuenta del banco donde no hay nada que sumar y de lo cabrón que fue aquel al que esperé. Me bajo de la puta noria socorrida del inicio; hay más paz en esta soledad que en todo eso que me gustaría alcanzar. 




1 comentario:

Bubo dijo...

Lo de estar solo está bien. Aunque a veces no nos aguantemos ni a nosotros.