El caso es que yo quería escribir de las alondras, de cómo nos parecíamos a los girasoles buscando amor y de cuántas vidas caben entre el momento de vernos y el de volvernos a ver.
Bien sabes que quería ahuyentar la maleza y narrar el brillo de las hojas que nos crecían en los brazos cuando éramos uno con cuatro brazos, cuatro piernas, dos cabezas. El caso es que quería yo hablar de los viajes a ninguna parte cuando hacíamos la compra juntos, y cuando no está hecha la cena y cuando qué más da, y cuándo lo que sea está bien.
Quise yo amar, amarme, amar, amarte. Y venus y la tierra y el satélite de plutón. Y escribir poemas sin terminar porque siempre se podían mejorar. Hacernos poesía y cursis, hacernos oasis y salvación, hacernos una canción.
Quería yo ser experta en praderas, la mujer de verde que se desnuda a tu lado, sabernos el mundo con el mundo alrededor. Best seller los veranos, estar de moda, mi padre contento al ver que, según él, goberné bien el timón.
El caso es que quería yo escribir de las alondras. Y sí, escribo con las alas pero no es igual, que lo que tengo son las plumas que se me cayeron y que usé con el negro de la tinta del llanto que se derramó.
3 comentarios:
La alondra eres tú! Cualquiera que se acerque verá cómo le van saliendo las alas.
Sí... y un águila también. Y el otro que tiene muchos colores y es pequeño. Y el abundante gorrión. Y los demás también :)
A veces también una culebrilla por el suelo! jaja
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