jueves, 13 de junio de 2019

Cuando no

A veces sin alas y aún así emprender el vuelo cuando suena el despertador. Conducir con dos brazos automáticos, con la cabeza mirando por el retrovisor. Desayunar de manera autónoma, levantar el codo, tragar, bajar el codo. 
A veces mirar los árboles, querer morirte de repente  y volver a ser ellos. Y danzar y mecer a los pájaros y albergar nidos de gorriones pequeños como mi sobrino Leo. 
A veces desentenderte de las ideas, del oxígeno, convertir la magia que hace latir tu corazón en cualquier otra forma menos dañina, menos pesada, más liviana, menos cansada. 

A veces, hoy, y un ratito ayer por la tarde, querer probar a ser otra cosa, otra aparición, otros límites, una flor, un sombrero, un gato callejero. 

Que me dé por beber, por robar, ir a una cárcel diferente a esta, comer a las dos, leer, correr en el único lugar donde da el sol y estudiar todas las maneras de escapar. Como ahora pero con uniforme alrededor. 

A veces esta desesperación de no saber qué hacer para rendirme, para descansar de verdad. 


2 comentarios:

Susana dijo...

Te comprendo. A veces vivir es cansado. Un saludo

Nebroa dijo...

Susana, gracias de corazón, a veces solo es necesario eso, que alguien entienda de lo que hablas, sin más... Ni menos! Gracias