domingo, 17 de marzo de 2019

El punto negro rodeado de azul

Que la vida fuera Eddie Vedder cantando, las cuerdas de la guitarra y una camiseta rockera debajo de una camisa abierta. Que los días conciertos, aplausos antes de la mejor canción, el silencio del después. Que la vida fuera la melodía con la que arrancan todas las canciones de amor.

Luego, subiendo el volumen de la radio, suena Elegía de Serrat y comprendes lo perecedero de los besos y los huesos y estos versos sonando en un cerebro que solo aprendió a pensar para joder. 

Quiero eso, una grieta en la percepción del tiempo, la inmensa extensión de mi piel cuando me acuesto, saberme libertad por dentro, saberme espacio abierto. 

A veces no lo logro. La apatía, la desgana, ¿será siempre así? ¿Me acompañarán siempre estas ganas de exterminio? Y no lo sé, y me quiero ir a llorar a una esquina en posición fetal. 

Luego, de nuevo, el viento y una canción de Pearl Jam. 

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