sábado, 20 de octubre de 2018

La línea más corta entre dos seres humanos es, no sé...¿el insulto tal vez?

Tu independencia e individualidad deben ser partes de mí que aún no he tratado. Lo digo por la rabia que se me aparece cada vez que te las veo. Cuando las aprecié dentro, un millón de puertas se me abrieron, todas resolvían acertijos, algunos de los cuales ni siquiera me había preguntado. 

Pero son, en desmedida abundancia, semillas perfectas para sentir mi propia ira arañándome la espalda. De repente una manada de tripas en la garganta y el rechazo está servido, a lo que es, a lo que pasa, a lo que no surge. 

A este corazón fornido y esbelto se le pudren los huesos y lo que era diamante se transforma en barro débil, maleable y extremadamente vulnerable. 

Aún disparo hacia fuera cuando me asusto dentro. Como si lo de que no cuentes conmigo fuese en realidad esencial para mi equilibrio. Cuando olvido que soy yo y solo yo quien puede salvarse de cualquier abismo auto-creado, la mirada se entretiene en los suburbios. Allí no hay nada, bien lo sabes, nunca fuiste tan importante como para ser motivo de llantos. Sigue siendo mi propio cáncer el que espera ser amado, cuidado, abrazado y renovado por unas manos que no son las tuyas. 

Hace tiempo que sé que no puedo contar contigo y sin embargo, de nuevo, un mendigo con mi cara espera ser curado con saliva cuando la herida alcanza los doce metros de ancho. 

El automatismo aún llega, de vez en cuando, a buscar fuera el amor del que ya estoy hecha. 

Te pueden ir dando por culo, sería la forma más rápida de resolver este asunto. Que así sea, gritan todos mis feligreses. Sigues siendo un mero trámite para resolver mis propios asuntos, aunque ya sabes que aún a veces me confundo. 





2 comentarios:

El Árbol Rojo dijo...

Ay! ... las grietas , y las rabias ... trámites ...

Laura dijo...

El automatismo aún llega, de vez en cuando, a buscar fuera el amor del que ya estoy hecha.

Me encanta esta frase. Brutal.
Saludos.