lunes, 22 de octubre de 2018

Calendario de demostración

Me he puesto una alarma cada tres horas para escribirle un mensaje diciéndole te quiero. Lo hago así no porque se me olvide que la quiero, pero sí es más común que se me olvide decírselo. ¿No os pasa algo parecido a vosotros? Porque ella dice que es inaceptable no expresar lo que uno siente, dice que si lo dices y lo demuestras la otra persona está más tranquila, más a salvo, más estable. 

Yo tengo mis dudas, pero como la quiero, la entiendo. O al revés, como la entiendo, la quiero. ¿No os pasa algo parecido a vosotros? ¿Que no tenéis muy claro si primero se conoce y después se ama o viceversa? Dicen las malas lenguas que primero se conoce y después se quiere, pero pregúntale a los enamorados que llevan viéndose tres semanas si se quieren. Pues eso. Que ni idea. 

Me he puesto la alarma a las seis, son las cuatro. Quiero decírselo ahora, pero solo ha pasado hora y media del anterior mensaje y ¿sabes qué pasa si mando uno ahora? Que si luego, por lo que sea, por hache o por be o por zeta o por erre que erre, pasan doce horas sin el tirorí del mensaje, ella me dirá que estoy raro, que qué me pasa, que si es que ya no siento lo mismo que sentía y que se siente menos tranquila, menos a salvo, menos estable. 

Es difícil relacionarse, ¿no lo creen? Como vamos cambiando, mutando, evolucionando, moviéndonos, trasmutando, creciendo, avanzando, hay que tener en cuenta que el otro tiene que hacerlo de la misma forma para que sigamos encajando. Y no sé qué pensaréis vosotros, pero eso es difícil de cojones. Nosotros, por ejemplo, vamos tirando. Aunque ir tirando no siempre sea encajar a la perfección. Aún así, aquí seguimos, vete a saber por qué. Seguramente se deba a cosas como la de la alarma, que quizá os parezca ridículo pero a nosotros, ya ves, nos va a mantener unidos. 

No sé, cosas que pasan. La vida es rara y nosotros aún más. 


No hay comentarios: