miércoles, 10 de octubre de 2018

El miedo y otros carteles

El miedo, que tanta fama tiene últimamente, el miedo al que culpamos de todo. El miedo, ni puñetera idea de lo que es, pero se nos va la boca, larga y extensa, responsabilizándolo de lo que hacemos, de lo que no hacemos y de lo de más allá.

-Ya sabes, son los miedos
-No, no sé. ¿Qué son los miedos?

Y no supo contestarme. Era la primera vez que miraba de frente a aquellos mosntruos, aquellos fantasmas. Los miró de frente y resulta que solo había palabras, ni siquiera un hecho, un acto, una experiencia ni un recuerdo. Decía 'miedo' y el resto quedaba anulado. 

Tenemos miedo. Como filtro para protegernos, tenemos miedo de ponernos malos, por eso cogemos una chaqueta y no vamos en bolas por la calle. Y miedo de que nos duela el estómago y por eso no nos comemos un trozo de carne con zonas verdes y amarillentas. 

El miedo es necesario, básico, intrínseco a los quehaceres varios a los que nos dedicamos. 

Luego, no sé cuándo ni cómo, comenzamos a hacerlo grande, a poner un muro entre nosotros y el resto de cielo. Somos gilipollas, creo. Si tienes miedo a algo, al menos preocúpate de saber qué encierra, qué hay detrás de la palabra que tan bien queda en los textos. Escucha tu propia explicación al respecto si tuvieras que contarle a alguien de qué está hecho, qué es, en qué consiste esa jodida sensación a la que le echas la culpa de vete a saber qué. 

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