domingo, 19 de agosto de 2018

Aniquilar, forjar y vuelta a empezar

Hace tres meses, al poco tiempo de que vinieras, iba por ahí diciendo lo milagrosamente bien que estaba: 

-Fíjate, debe ser de mis mejores etapas. Excepto en lo económico, todos los frentes encajan. 

Al mes de aquello estalló la primera bomba, la temporada terminaba con la noticia de la inesperada mudanza hacia no se sabe dónde. Fin de la escena. Futuro incierto (como si alguno no lo fuera).

Luego el resto de batallas, la desaparición del escuadrón de trabajo, los cuatrocientos euros para la reconstrucción de la ciudad (pobre muela, qué mal estaba), la compra del tanque Megane que se rompió esa misma tarde y la teniente coronel 'mamá' ingresada en el hospital. 

La vida es esto: Construir fortalezas. Moverte para habitar castillos que de repente saltan por los aires. Tú estabas conmigo. 

-Fíjate, debe ser de mis peores etapas. Excepto en este amor tan nuestro, todos los frentes fallan. 

Luego voló también el campamento base. Que mejor ser uno y uno que dos dentro del mismo círculo. Que ahí te quedas soldado, con tu diezmilésima guerra mundial en llamas. 

La vida es esto: Obviar el exterminio. Continuar vivo cuando toda la tropa está muerta. 


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