viernes, 26 de enero de 2018

Comida rápida

A mí lo que me gusta es el menú degustación. A las chicas de hoy en día les gusta eso de las comidas sin prisa, pueden estar comiendo hasta las seis de la tarde habiendo empezado a las dos. Yo soy más de cortos pero intensos; oveja que bala pierde bocado, que decía mi padre. 
Para qué meterse hasta la cocina, hasta el almacén. Vas al restaurante, pides un poco de lo mejor que tengan y te hinchas. Así las digestiones son ligeras, no te atragantas y anda más liviano el corazón.

Soy Alberto, el rey de los muertos. Así me llaman éstos, me lo pusieron porque dicen que así es como dejo lo que toco. A ellas por supuesto y por daños colaterales también a sus amigos, que tienen que escuchar, soportar y aguantar los llantos cuando las dejo. 

No siempre fui así. Antes me gustaba investigar, ahondar, abrir todas las puertas y hasta limpiar lo que hubiera sucio. Llámale restaurante, llámale corazón chin pom. Luego me volví frío, que no calculador, porque ni siquiera eso hago. Voy, llego y gano. No le doy más vueltas. Demasiado destrozado se me quedó el chasis como para seguir deambulando en seres humanos. Que no. 

Lo que me gusta es el amor low cost. Estoy a la moda. Hasta los cojones, pero a la moda. No siempre es fácil, hay comidas que me dejan tan buen sabor de boca que sin quererlo me veo enviando corazones por whatsapp. Hasta que dejo de contestar. No me lío. Voy, llego y como. Los restos que se los coma otro. 

Esta noche tengo cena rápida con Julia. Julia. Joder con Julia. Nos hemos visto tres veces y trescientas he mirado el whatsapp. No me escribe, no me manda corazones y desaparece después de vernos. Me dijo de ir a un local que le gusta donde por treinta euros te hinchas con el menú degustación. Julia. Joder con Julia. 




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