¿No ves que todo se apaga? Que el amarillo ya no es tan amarillo y el verde de tu vestido anda perdiendo pliegues, que anda la gente con un cactus en la solapa y en el entrecejo un grillo muerto y ya no sonríen las madres de los niños cuando salen a pasear.
¿No ves que haces falta? Que lo que solo tú tienes es lo que piden a gritos en la manifestación, que las listas de espera aumentan porque todos andan esperando algo, de fuera, de allí, de otro lugar que no sea ellos mismos.
¿No ves el agujero que antes fue una grieta? Que están colgando las telarañas en los rincones del amor devastado por tanta prohibición. No ves, acaso, que en el parque de atracciones con tu nombre ni siquiera una manada de elefantes podría arrasar con la ilusión.
¿No sientes que eres necesario? Que tu individualidad da forma al todo, que el mar en movimiento son olas y que las olas son tantas gotitas de agua como somos tú y yo. Ven, asómate al abismo del desconocido mundo que podemos crear, ¿quieres que tenga tu forma o quieres que alguien le dé forma a tu poca implicación?
Mírate, mírate, ¿es que no ves lo que puedes llegar a ser?
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