Qué belleza en los valientes que se adentran en islas internas que una vez estuvieron desiertas, qué bonita la calma intensa que nos adentra en un laberinto extraño y ajeno. Qué veloz la vida que apenas nos deja tiempo para hacer de un hallazgo una prolongada percepción de otro cuerpo. Qué salvaje mirarnos lento, pausado, ahora un ojo, ahora unos dedos. La paz nos inunda en los semáforos si observamos al resto sin interferencias, sin interpretar apariencias, sin ponerle nombre a todo movimiento. Qué belleza el desnudo emocional de los humanos que se encuentran.
2 comentarios:
¡Qué belleza!
Sí... yo también la veo, y la siento!
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