miércoles, 26 de junio de 2019

Ay de los destinos que se quedaron en sueños

Llegan hasta mí como trenes antiguos los sonidos en silencio de aquel silbato, los raíles desvencijados. 
Llegan hasta mí los recuerdos deambulando, la ventanilla de la consigna cerrada, los vagones que no pasan, que no paran, aquella estación a la que nunca llegamos. 
Dos pasajeros, dos muertos en bancos de madera, dos almas oxidadas llegan, están llegando. 
Llegan hasta mí los destinos que se quedaron en sueños, la ciudad prometida, los parques, las catedrales, todos los edificios deshabitados. 
Llega hasta mí el carbón mojado, mis maletas abiertas, el equipaje que quise darte está esparcido por la arena de las vías. 

Sola, en este aeropuerto de aviones de papel, me acuerdo de ti, del tren que no quisiste coger, de aquel inolvidable viaje que no llegamos a emprender.

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