Pero ellos no lo ven. No me ven, no saben leerme.
Ellos ven los alrededores, las hojas secas, los adornos, la guinda del pastel.
Ellos ven la sombra alargada de cuatro faros en medio del mar.
Ni ven agua, ni olas, ni brisa ni dicha.
Creo que no saben pronunciar la palabra feliz.
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