jueves, 21 de febrero de 2019

Neblina

Hay unos ojos secos y descalzas andan las ganas. De todas las esperanzas que guardé, ni rastro queda entre la sangre. 

Ya no se pasea tu nombre en el columpio de mi garganta ni en las ramas de las sienes ni en el abultado territorio de mi vientre. 
En los labios no estás, en la memoria te me olvidas. Qué será de ti, me sigo preguntando cuando toda yo soy sueño.

Todo el espacio que llenaba nuestro estreno que no se llegó a estrenar empieza a llenarse de otros versos. Siguen siendo poemas que no arrancan, que no empiezan, pero sé que son poemas.
Los recito a media tarde, cuando antes te llamaba. Cómo estás, decían todas las princesas y heroínas y monstruos y ninfas que aún me habitan. Cómo estás. 

Tengo un laberinto en los dedos de los pies, se me enredan en el paso aún desconocido. Voy a trompicones, ya lo sé, brotes tiernos, yemas que parecen ser verdes. 

De lo que inventé para nosotros; las maletas, la entrega, aquí estaré, cuídame, todo ha perdido las vocales, ya no puedo pronunciarlo, es una historia sin inicio ni trama ni desenlace. 

Qué pena siento al ver lo solito que quedó nuestro mundo. Un pueblo abandonado en mitad del ártico, solo quedan osos devorándolo todo. Y los lobos más jóvenes, ya sabes, ya no rugen, ya no braman, ya no aúllan erigiéndose señores de la tierra. 

4 comentarios:

El Árbol Rojo dijo...

AY...!

Laura dijo...

Muy triste, pero realmente precioso ♥

Nebroa dijo...

Hola Laura... Sabes? Primero quitaría el 'pero' que une ambas frases. Esto puede ser triste Y precioso.
Por otro lado, ya ves, lo que aparenta ser triste es para mí un hermoso halo de esperanza. Un punto medio en el que uno va cerrando lo que (no) fue y empieza a oler a nuevo. Eso, para mí, es aire fresco. Con viento de tristeza, de melancolía, y también de verdad y realidad. Por fin.

Laura dijo...

Pues me alegro mucho por ti, por fin. 🙂 Te mando un beso grande