Aquel rincón, ¿recuerdas?
Aquella cueva en tu cuello. La montaña rocosa, la ladera en el vientre, las flores al mirarme, el aire fresco cuando cantábamos en el coche.
Las esquinas, tus rodillas.
La uve mayúscula en tu ingle.
Todo aquel desierto en tu pecho donde bebíamos aquel futuro que tan poco se parece a esto.
Hacer el amor era coger aviones por la tarde y llegar a todos los lugares.
A la vez.
Hacer el amor, ¿recuerdas?
Aquel rincón donde las guerras acababan y los soldados de tu esperma se rendían y todos los hijos que nunca tuvimos se divertían en los columpios.
Aquella tierra, la nuestra.
Y ahora estas ruinas, solo mías.
3 comentarios:
Wow, menuda entrada. Me encantó. Beso grande.
Vivir las ruinas, lo excelso de los desmoronamientos.
Se pueden hacer preciosidades con las ruinas si se sabe combinar lo nuevo y lo viejo. Una construcción mucho mas resistente.
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