miércoles, 7 de noviembre de 2018

Quince otoños y el doble de primaveras

Tiene los ojos muy oscuros y tanto mundo interior por descubrir que a veces corre desbocada hacia el futuro perdiéndose lo que está ocurriendo ahora. Tiene ganas y un montón de sueños aún sin ordenar. Tiene creatividad para llenar Marte y Venus y Plutón con un lápiz de cualquier color. Quiere muchísimos más abrazos de los que pide y su silencio casi nunca lo es, porque dentro sigue rugiendo la pantera negra de ojos verdes que lleva en el corazón. 
Nada tienen que ver los centímetros de las suelas a la cumbre de su pelo; caben más kilómetros de vida en sus quince años de los que nunca algunos seres podrán averiguar. 

Es distinta, diferente y única entre los iguales. Nada de fotocopias, de calcomanías; es original. Puede que eso, Luna lunera, te cueste entender muchas de las cosas que te ocurren y ocurrirán, pero verás como pronto, o después o más tarde, aprenderás a amar ese fascinante don. 

Yo te quiero, aunque eso ya lo sepas, te quiero así, entera, en medio y detrás de tu aparente seriedad. Te quiero entre lo tierno y lo salvaje, entre lo dulce y lo desagradable, entre el montón de voces cuando tienes hambre y el silencio encerrado en tus dolores de cabeza.

Y estoy aquí, pase lo que pase. Y si alguna vez no te entiendes, no te comprendeso no te aguantas, ven, que iremos juntas al lugar más grande del mundo mundial, tu corazón. Que a mí no me engañas, que por más que quieras aparentar, por dentro eres como un bizcocho blandito de los que nos hace la abuela para merendar. 

Confía en ti. Confía en la vida. Confía en que las cosas siguen el curso perfecto para que te expreses y te desarrolles. Ay, si pudieras sentir el milagro que tienes dentro. Te quiero pequeña mía, no sé cómo puede caber tanta vida en ese cuerpo... 


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