domingo, 26 de agosto de 2018

Lo que a mí me gusta hacer es hilarlos. Hilar, qué bonito nombre para jugar con las ideas. Como pasear por una vivienda observando los rincones que podrían salir en las revistas de decorac... de jardinería. Eso es mi mente, a veces. Un jardín extenso donde todo cabe y todo crece. Donde las hojas secas van muriendo. Y la salvia riega los brotes recién pensados. 

Lo que yo hacía antes era rumiarlos. Rumiar, qué bonito nombre si es que yo hubiera nacido vaca. Es que me confundí, ¿sabes? En realidad nunca supe muy bien quién o qué era aquello que más allá de mi conciencia, ocupaba mis días y se hacía con mis quehaceres. Rumiaba tanto. Qué bonito tiempo desperdiciado. Venga, vale, no, no desperdicié nada, porque si no hubiera rumiado no tendría ni puta idea, ahora, de lo maravilloso que es hilar.  

Hilar es lo más tierno que puedo hacer con mi cabeza. Hilar. 

Y esto es todo lo que quería decir. 
Porque ya no rumio, si lo hiciera, ahora vendría lo de qué cojones hago en esta vida? por qué nací? para qué? Qué sentido tiene mi existencia? Y así, poco a poco, hasta querer morirme. Tal cual. 

Lo que a mí me gusta hacer es hilarlos. 





3 comentarios:

El Árbol Rojo dijo...

Hilar , que hermosa palabra,! Que hermoso verbo ... hilar vida ... hilar ...
<3

Anónimo dijo...

Vivir, yo soy mas de vivir. Hilar y rumiar no van conmigo. Las ideas y yo nos llevamos bien pero nos aguantamos poco tiempo.

Bubo

Nebroa dijo...

Ángel, hilar! es una palabra que me pone tierna! jaja

Bubo! Yo también soy de vivir! ... Y no sabes la de peleas que he tenido, internas, bueno, lo mismo sí lo sabes jaja. Y ahora, ahora ese poder hilarlas, ese poder utilizarlas, ese poder, ese don para que estén al servicio y no al revés... Ay! Maravilla!