Los vagabundos hace tiempo que perdimos la fe en recibir aquello de lo que carecíamos.
Nos acostumbramos durante tanto tiempo a las ausencias y los agujeros negros, que a decir verdad, no sabríamos vivir con el corazón más lleno. Por eso los gritos de auxilio, por eso los vertederos llenos de nuestros propios besos. Por eso un tanatorio haciendo de puente entre nosotros y ellos; los miserables.
La limosna que pedimos los soñadores siempre son las emociones, qué curioso, de los mezquinos del amor. De los huraños que tan cariñosamente tratan su propio armazón. De los tacaños del verso, del abrazo, de los cuidados básicos. De la pasión.
Los vagabundos somos tercos y generalmente olvidadizos, obviando que los avaros andan siempre en jornada de puertas bloqueadas mientras nosotros izamos velas, abrimos cortinas y mostramos íntegramente todos los huesos.
Y también a nosotros, los indigentes, nos basta cualquier nube para hacer de ella un techo seguro donde resguardarnos de todos los inviernos. Sabemos que somos enteros, que somos completos, pero nos divierte jugar al vacío de alguna de las partes para que sea más entretenido el íntimo verano que siempre llevamos dentro.
2 comentarios:
a mí no me divierte ni una pizca jugar a eso, la verdad, me jode infinitamente y me odio bastante.
pero a lo demás un sí enorme, y un gracias enorme por escribir así y porque me cuentas muchas veces cuando te cuentas, y es muy guay. un beso.
nuria
Hola Nuria... :) No leí este mensaje y no sé tampoco si tú vas a leer este. me rechina poderosamente tu expresión 'me odio bastante'. Y que sepas que si te tuviera delante, dos hostias te llevabas!! jajaj...
Sólo puede uno divertirse jugando a esto cuando sabe, siente y posee la íntima verdad de que sí, estamos LLENOS. Si por un momento seguimos creyendo que no, que nos falta algo, el juego puede ser, no solo aburrido, sino infinitamente dañino.
Saludos y abrazos y las dos hostias de antes!! :)
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