martes, 12 de febrero de 2019

El agujero

Me ahogo. Los canales están cerrados y no corre el agua por los destinos soñados. Es martes, no tengo frío pero sigo congelada. Me he quedado en medido de yo qué sé, te lo diría si lo supiera. 
Son casi las doce y ya me he mirado el ombligo trescientos millones de veces. Miro lo que lo rodea, la carroña humana que me acompaña, las medias tintas, las apariencias enteras, el odio, reírse de otro, un vertedero donde va a parar toda la sinceridad que no expreso. 

Ya no sé si echo de menos el mar, la buena vida, la tranquila, andar por la montaña o si preferiría comer en cualquier restaurante de Manhattan. Tengo hambre, tengo sueño y tengo recuerdos de cuando me ingresaron por depresión salvaje. 

No queda medicación que adormezca estos pasos, despierta me pregunto si hay carcajadas como tablas de salvación, si no tener abrazos, dinero, ganas, metas, destinos, es lo que está moviendo las arenas donde yo misma me entierro. 

Me siento cansada y no sé de qué. Parezca que huyo de un lugar inhóspito donde me destrozaron el esqueleto. Y puede que lo hicieran, pero de qué huyo si son solo recuerdos. Muchas veces me comparo con un perro maltratado al que han dejado en las afueras y que no sabe dónde volver, donde ir, dónde y cómo nutrirse para no morirse de golpe. 

La nube negra me envuelve. Respiro. Tengo muchas ganas de llorar. 

2 comentarios:

Bubo dijo...

Espero que San Valentín te pille de mejor humor. FElicidades.

Nebroa dijo...

Sí estoy mejor querido Bubo! :)