viernes, 13 de julio de 2018

Declaraciones

Tuve que ir llenando todos los vacíos de la ciudad con lo que se me iba ocurriendo. Una cancioncita, tres helados de chocolate, ocho millones de bolsas de pipas. Todos los bares a los que íbamos se quedaron huérfanos de magia. Ya sabes, la mierda esa que ocurría cuando íbamos juntos, de la mano, de los pies, del corazón. Pues eso. Pasé un montón de meses haciendo de tapón para que no se me salieran por la traquea los agujeros. Pensarás: "los agujeros no pueden salirse, son agujeros". Qué sabrás tú de huecos y antorchas apagadas y del silencio de lo que iban a ser aquellos fuegos artificiales. 
Y nada, lo que te digo, que todo aquel tiempo en el que llamaba a conocidos para que hicieran de relleno en los túneles, en los arcenes, en los trasteros, tuve complejo de sábana blanca. Lo cubrí todo, la casa llena de sábanas para que no se llenase de polvo lo que ya era un desierto. Y mira que hay arena en los desiertos, pues igual los cubrí para que parecieran velas de barco en vez de aquellas navajas afieladas en el cuello. No siempre salía bien porque al final yo terminaba viendo fantasmas por todas partes en lugar de las putas sábanas blancas recién lavadas. 
Y nada más, si yo sólo quería decirte eso, que lo conseguí. Que lo llené todo de mí, de mis cosas, de mi mundo, de mi sonrisa happy flower y de un montón de lágrimas que estrujé. Oye, que ni una me quedó para vos. Todo cubierto, todo bien, todo en orden, todo perfecto sin ti.

Y nada, que qué querías, eres tú el que ha llamado. 

1 comentario:

Laura dijo...

jajajaj asi todo de carrerilla.... y que es lo que querias? :)