viernes, 13 de abril de 2018

Estados de enajenación mental

Hemos abierto los canales del sur de la ciudad, el agua arremete contra la sequía que antaño nos secó las raíces. Hemos abierto las ventanas y salpican las gotas por encima de las expectativas. 
Hemos abierto el desván, estaba todo lleno de rotuladores de colores, de óleo, de acuarelas, de lápices de carbón. La tinta se derrama desde dentro hacía todos los rincones que pueden verse. 

Hemos abierto el corazón, tan laberíntico que se creyó, resultó ser una ladera de espigas mirando al sol, un recipiente hermoso abierto por los cuatro costados. 
Yo sólo quiero estar abierta, como las ciudades sin fronteras, como los pueblos que acogen ojos y risas y piernas y ropa nueva. Yo sólo quiero ser espacio abierto, un filtro formado únicamente por agujeros. Yo sólo quiero ser el aire que va y viene a traerme el tesoro que siempre soñé. 

Hemos abierto el trastero de los versos, hay espuma y viajes y aventureros dentro que necesitan, por fin, volar. Yo sólo quiero ser eso, seguir abriendo, seguir existiendo, seguir sirviéndole a la vida de transporte urgente para los de alrededor. 

En un espacio que desconozo habita todo lo que deseo. Buen alimento, bolsillos llenos, un yo abundante que se despliega por las calles, en las aceras, en los semáforos verdes y en los que aún no se han puesto en rojo. Yo sólo quiero reventar el dique, quitar mis manos del centro y dejar que pase la vida más vida de todas las vidas. Quieres pintar, quieres escribir, quieres correr, quieres jugar. Aquí me tienes, justo en el centro de un lugar al que no pertenezco. Soy eso, la vida más vida de todas las vidas. Expuesta. Sincera. Y por encima de todo, transparente. 

No hay comentarios: