domingo, 25 de marzo de 2018

Volver hacia dentro

Y tú tan solo, tan triste, tan cansado. 
De todos los sábados que pasan por el calendario, tú sólo aprovechas uno a la semana. Como si del lunes no pudieran salir ventanas al mar, como si el martes te hubieses vestido de celda, como si el jueves o el viernes. Como si el fin de semana no fuese en realidad el principio de otra nueva.   
De todos los momentos que llenas de lamentos, de al menos cien podrías librarte. 
Las flores, tus piernas, el pelo suelto y la boca llena de dientes buscando una foto en la que quedarse. 

Pero tu historia, tu puta historia importante. Ese teatro. 

Búscate, busca entre la angustia qué parte de ti jamás podrían llevarse los huracanes, las novias, los cuernos, los números rojos, lo mayor que te haces. 
Busca entre los muertos aquellos que aún ríen sin estar borrachos, aquellos que andan por la calle pisando arena, algodón, esponjas alegres. Los que escuchan, los que callan, los que vuelan sin coger aviones. 

"...hay barcos que buscan ser mirados 
para poder hundirse tranquilos"

Para llorarte como te lloras, no anda tan mal tu boca. ¿Y si supieras que este lugar al que te has traído es el lugar donde querías estar? Si dejases de mirar el cuento desde las trincheras, si dejases de echar las culpas fuera, si lograses desenredarte de tu propia mierda. 

Sigues dentro, sigues entero. Es mentira que tengas un corazón destrozado. Sabes cuánto rojo le queda por sentir. Por expresar. Cuántos espacios vacíos esperan ser descubiertos. Tú que tanto amaste, tú que tanto la amabas, tú tan enamorado, tan decepcionado, tan frustrado. 

Porque eso fue. Esperar. Esperar que las cosas salieran como tú querías. 

Dónde 
leíste 
eso. 

Dónde pone que eso con lo que soñabas tenía que ser cierto. No, no vas a olvidarla. Y menos mal. Porque de ahí saldrá el verano que aún escondes. Las ganas que aún te quedan. Y todas las demás enredaderas en las que vas a volverte a enredar. 

No te arrincones. Como si ya la vida sólo perteneciese a los zombis. 

Aún quedamos, 
aún estamos, 
aún permanecemos. 

Es una grave ofensa que vayas a cargarte tu propio vuelo, tan enfadado, tan cansado, tan medio muerto porque una cometa se fue, se enredó, desapareció. 

Vas a tragarte eso que llamas orgullo y vas a dejar de alimentar a tanto monstruo. Eres bello, por fuera, por dentro, en medio y por los lados. Vuelve a casa, dentro, al hogar que aún no sabes que te espera. 

Porque está. Pero no te permites verlo de tanto que aún lloras y te enfadas y te lamentas. 

te 
envenenas. 

1 comentario:

El Árbol Rojo dijo...

Ya....
vaya ... hoy lo escucho y lo leo tb !
Diana!
Allá vamos !!!