sábado, 20 de enero de 2018

Arriba tu calle, vestida de fiesta

Puedo fingir que, como el agua, me disperso por la vida, en los rincones de este tiempo tan vacío, tan mentira.  
Puedo fingir que, como el viento, como la lluvia, como todas esos lugares raros, me deslizo por la vida, este oxígeno tan agrio, tan malvado. 

Puedo fingir y finjo, en cada rato ando mintiendo, que no eres tú lo que ansío. Las vísceras, las entrañas por el suelo y yo, yo fingiendo que vuelo. Desde arriba me veo, fingiendo. 

Puedo aparentar y aparento. Que se me cae la falda delante de otros héroes. Un desnudo en apariencia. Yo tan transparente. Se me deben ver todos los hilos con los que me he ido cosiendo. Los bocados, las zarpas del oso, el rugido de todos los lobos que llevabas dentro. 

Puedo fingir y lo hago. Lo bordo, lo decoro, lo culmino con guindas encima del sombrero, dos lazos, tres bengalas, una tarta y siempre, siempre, siempre, la vela que se apaga después del entierro. 

Puedo disfrazarme de esto, de todo esto, de remolinos y fiesta, sin dejar de ser, entretanto, roca. Sin una ínfima grieta. 


No hay comentarios: